¡Dónde está la ensalada!

Es la hora de comer y empujado por los impulsos de mi estómago, me encuentro con la puerta abierta de la nevera, explorando opciones para darme un festín. Mi primer pensamiento es – ¡quiero devorarme una fantástica y sana ensalada! -.

Bueno, de inmediato surge la pregunta: ¿qué va a contener la ensalada que me voy a comer?

Aunque pueda parecer un plato sencillo de preparar, no siempre es así, básicamente por 2 razones:

  1. Tengo pocos productos en la nevera con potencial real para ser usados en su elaboración. La opción desesperada de meterle cualquier cosa, está descartada, ¡por lo menos de momento!
  2. Ha aparecido en mi mente, como por arte de magia, el difuso recuerdo de una ensalada increíble que vi o me comí en algún momento de mi vida y que traía como ingrediente estrella algo que he visto dentro de mi nevera ¡que se me ha hecho la boca agua!

Entonces, fijaros: quiero preparar una ensalada que haga match entre los manjares que tengo en la nevera y una imagen mental que flota en mi cerebro, ¡de la cual no recuerdo más de tres ingredientes! … ¡el desafío está servido!

Vale, ¿por donde empiezo?

Pues empiezo por el principio, que es lo que haría el 90% de las personas integradas al siglo XXI: encomendarme a san Google para que me ayude a encontrar la receta de esta ensalada, que me proporcionará una cena feliz …

…. tic tac, tic toc … Después de estar diez minutos entretenido ingresando diferentes combinaciones de palabras en el buscador, no consigo dar con ella … ¡y este tiempo ya ha sido suficientes para colmar mi paciencia!

Pero … ¿Por qué no encuentro lo que busco? ¿Qué está pasando con el super algoritmo del que tanto presume el sr. Google?

Ahí se conjugan varias situaciones:

  • Hay tanta información en la nube, que si no he agregado la combinación “ganadora” de palabras en el buscador, no va a dar con el resultado que cuadre con la imagen mental que yo tengo en mi cabeza¿cúal será la mejor combinación? «ensalada salmón» o «salmón + lechuga», «mejores ensaladas con salmón»? …
  • El contenido disponible en la nube, muchas veces no está estructurada de la forma que querría, por tanto hay veces que arroja centenares de resultados pero que no tienen foto (por ejemplo) y por tanto soy incapaz de hacer el match con la receta que busco.
  • Quizás ha encontrado lo que busco, pero el algoritmo no lo ha incorporado dentro de la primera página de resultados que me muestra … y para ser sincero ¿quién de nosotros accede más allá de la primera página de los resultados de Google? ¡Yo no!
  • Probablemente esta ensalada, la vi en una revista, programa de televisión o en casa de un familiar y definitivamente no está en internet la receta exacta (lo cual ¿cuesta de creer verdad? … pero puede pasar 😉)

Finalmente encuentro una receta que me gusta (sea porque encuentro la receta exacta, similar o no se parece en nada pero estoy cansado de tanto buscar) … por fin me voy a comer la ensalada que quería … ¡realmente se ve increíble!

Hmmm … parece que aun me falta sortear algún obstáculo

  • Al mirar la receta empiezo a ver que algunos ingredientes no están en mi modesta despensa. En realidad ¡me asombra que una ensalada pueda traer tantas cosas!
  • Necesito preparar la salsa con la cual voy a aliñar la ensalada de la receta. ¡Ahí está el 70% del éxito! ¡este es «el momento de la verdad»! donde demuestras que tan profesional eres en la cocina y haces la diferencia entre preparar una ensalada exitosa o mediocre. Te puede haber faltado algún componente, pero ¡si el aliño está bueno, la ensalada quedará espectacular!.

Por suerte, solo quería prepararme una sana y rica ensalada ¡y no un ratatouille o algún plato súper sofisticado! Fijate que, aunque internet nos abre muchas posibilidades con un solo click (¡miles y miles de recetas!) también nos incita a tratar de hacer cosas que pueden ser más complejas. A esto súmale el efecto redes sociales, donde miles de usuarios prometen fórmulas para hacer cualquier cosa «de forma rápida y sencilla». Todo ello hace que cada vez seamos «menos faciles de satisfacer» y más propensos a vivir decepciones… date cuenta que ¡podría haberme contentado preparándome la típica ensalada de lechuga, tomate y zanahoria rallada! Creo que esta situación nos puede conducir en el tiempo, hacia un camino de frustraciones, para el cual nadie nos ha preparado.

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