El turismo cultural se extinguirá en pocos años

Desde hace años, las agencias de viajes, los tour operadores y los propios países, han apostado con fuerza para promocionar sus lugares más turísticos, como por ejemplo la Torre Eiffel en París, los Moais en Isla de Pascua, la Torre inclinada de Pisa … miles de lugares que motivan a millones de personas a moverse a estas ciudades para sacarse una foto junto a estas maravillas, visitar un museo o comer un plato típico de la zona.

La masificación del turismo ha provocado un aumento de la publicidad y contenido existente; por medio de las revistas de las agencias o a través de blogs especializados por ejemplo, hoy pudo consultar con suma rapidez cuáles son los principales atractivos a ver/retratar del país o lugar que voy a visitar. Pero durante este proceso de búsqueda acabo accediendo también a muchas imágenes del lugar o incluso al reportaje completo del mismo viaje que quiero realizar. Entonces, ¿cómo conseguiré vivir mi propia experiencia del viaje sin defraudar mis expectativas?

La realidad es que muchas veces no lo consigo, principalmente porque trato de inmortalizar cada momento o lugar con una foto … siento una presión social muy fuerte por hacerlo; imagínate volver de visitar París y no poder subir una selfie junto la Torre Eiffel!. Nadie se va a creer que estuve allá!! Pero ¿qué me ocurrió realmente cuando estaba frente a ella, esforzándote por inmortalizarla?

  • Nadie me contó la cantidad de gente que iba a haber, lo cual supuso filas para acceder al lugar, o para tomar la foto deseada.
  • El clima a veces no acompaña … me llovió, hizo niebla y eso arruinó la foto
  • La foto que hice no es tan espectacular como la que vi en la revista o internet … además aparecieron varios coches o personas que me hubiese gustado evitar … vaya que no soy un fotograf@ profesional, por tanto no llevabas una cámara híper sofisticada, ni contabas con un equipo de apoyo de imagen, ni tampoco pude plantarme en el lugar a las cinco de la mañana para hacer la sesión de fotos soñada … esa realidad solo está al alcance del marketing realizado por las empresas (como agencias, por ejemplo), a través del cual me venden lo que quieren ¡y cada día lo hacen mejor!

Os muestro un ejemplo de lo vivido cuando llegué a la cima de uno de los circuitos existentes en Torres del Paine (Chile). Después de andar 5 horas podéis ver la foto que pude tomar vs la foto vista en internet (última foto de la derecha):

Entonces, ¿valdrá la pena invertir tiempo y dinero para ir a ver edificios o paisajes cuyas fotos en internet son de excelente calidad?

Otro aliciente para viajar a un país es la posibilidad de probar su gastronomía. Recuerdo mi primer viaje a Perú hace quince años atrás… justamente uno de los aspectos que me dejó alucinado fue la diversidad de la oferta gastronómica de Lima y su calidad. Pero luego llegó el boom de los restaurantes peruanos en mi ciudad y cuando regresé a este país años después, me quedé desconcertado: los platos en Lima sabían igual que los del restaurante peruano situado a dos manzanas de mi casa … Era un Tanta (cadena internacional de restaurantes Peruanos) y justamente allí me confirmaron que disponían de una sola carta para todos los países y que los ingredientes los traían de su ciudad de origen, para así garantizar que el sabor de sus platos era el mismo en cualquier restaurante de la cadena.

Por último quizás valga la pena plantearme viajar a otro país para poder visitar algún museos o los interiores de un monumento. Sin embargo a esta posibilidad también le quedan los días contados; dada la cantidad de visitantes y su impacto nocivo producido, está ocurriendo que en muchos lugares están empezando a restringir los accesos. Hace un par de años viajé a México para ver el Chichén Itzá y ya no te permitían subir; solo podías hacerte una foto con ellas de fondo. Debido a esta situación, algunas empresas/países ya están apostando por digitalizar dichas experiencias: hace poco me llegó información de un tour virtual que podía hacer por dentro de las pirámides de Egipto, desde la comodidad de mi casa y subtitulado en el idioma que quisiera.

Entonces, quizás vivir en un mundo cada vez más globalizado nos dificulte disfrutar de una «experiencia de viaje» realmente sorprendente como turista. ¿Nos estaremos acercando al fin del turismo cultural? ¿Preferiremos disfrutar de un tour desde la comodidad del sofá de nuestra casa? o estaremos dispuestos a invertir tiempo, dinero e incomodidades para ir a conocer un lugar, con el riesgo a enfrentarnos a una desilusión?

Probablemente esta situación planteada para el turismo, sea la misma que enfrentan los cines al día de hoy, ante la preferencia o ya cambio de hábitos de cierta parte de la población, quienes prefieren disfrutar viendo una película por streaming en su casa, con toda su familia y a un módico precio, en lugar de ir a hacer cola al cine, a pesar de que la experiencia de imagen y sonido pueda llegar a ser mucho mejor.

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