La visión del sexo de Osho es muy distinta a la que enseñan muchas religiones, que básicamente lo califican como un acto impuro, pecaminoso e incluso inmoral, siempre que su fin no sea la reproducción.
Para él, el acto sexual correctamente realizado se convierte en un camino hacia la elevación espiritual e incluso la iluminación. Pues nos dice que el hecho de reconocer la energía sexual como una energía biológica nos abre las puertas del autoconocimiento. Desde esta posición nos anima a que exploremos esta vía y rompamos las estructuras impuestas por las religiones que nos llevan a pensar en el sexo como algo sucio e impuro.
Finalmente también nos recuerda que el acto sexual es el elemento central de la existencia. Sin sexo no habría existencia, por tanto es imposible que sea algo malo.
El sexo es energía sin refinar. Tiene que ser transformado y es a través de la transformación hay trascendencia. Las religiones en lugar de transformarlo lo han estado reprimiendo y si lo reprimes es natural que termines convirtiéndote en una persona pervertida, en alguien que se llega a obsesionar con el sexo.
A partir de estos principios, Osho responde a las distintas cuestiones que plantea la sexualidad (adjunto solamente algunos de los puntos clave que contiene cada apartado):
- La búsqueda del amor: el sexo es el punto de partida de todos los viajes del amor. Pero todas las culturas y las religiones lo atacan: «El sexo es pecado… el sexo va contra la religión… el sexo es peligroso». Y no nos entra en la cabeza que es la energía sexual lo que, en última instancia, se transforma y transmuta en amor. No hay que luchar contra el sexo, sino reconciliarse con él, porqué el amor es una evolución que se produce cuando superamos la energía sexual y esto solo puede ocurrir si esta se acepta.
- La atracción fundamental: los seres humanos se han empeñado en ocultar y reprimir el sexo, lo cual sólo ha ocasionado que nos obsesionemos con él. Hoy en todos lados hay sexo. La represión da el resultado opuesto.

- Una nueva puerta: Nuestra energía vital tiene una sola salida, la animal, y esa salida es el sexo. Cuando reprimimos el sexo cerramos esa vía y eso nos causa problemas. Es fundamental que se abra una nueva puerta antes de cerrar la puerta del sexo, de modo que esa energía pueda fluir por otro camino. Puede hacerse, esta nueva puerta es la de la meditación.
- El nacimiento de una nueva humanidad: mediante el sexo se experimenta la ausencia del ego y del pensamiento, justo cuando tenemos el orgasmo. Pero la experiencia suele durar un momento; resulta difícil imaginar un orgasmo de tres horas. Sin embargo, a través de la meditación nos explica que si es posible que una persona pueda permanecer en el mismo estado en que se encuentra mientras hace el amor, permaneciendo en la ausencia del ego. Entonces, nos plantea que el sexo es el primer peldaño de la escalera que nos lleva a la superconsciencia. El sexo es la fusión de dos individuos minúsculos, una fusión momentánea. El samadhi, la superconsciencia, es la fusión de una gota de agua con un océano ilimitado. Para continuar recorriendo esta escalera nos dice que debemos superar la etapa del sexo (transformándolo de un acto animal a espiritual) y entrar en un estado de celibato que nos permita focalizar nuestra energía vital hacia la obtención de la superconsciencia.
- Del carbón al diamante: ¿cómo puede una persona que vuelve la espalda a la energía sexual transformarla en amor? Las parejas tienen sexo desde el plano físico. Por tanto esto no es sustentable en el tiempo. Se vuelve algo mecánico y se aburren. El amor surge cuando se consigue llevar el sexo a un plano espiritual (y por tanto trascienden el sexo físico). Entonces entre dos personas surge un nivel de intimidad tan intenso que no conciben perderlo.
- La deconstrucción del condicionamiento sexual: En el sexo, nos convertimos en animales, y eso hiere profundamente el ego humano, porque no existe diferencia alguna entre un hombre y un perro haciendo el amor. Existe otro condicionamiento; el sexo nos muestra que necesitamos a alguien más para obtener el placer. De modo que nos hacemos dependientes y eso hiere el ego. Por eso las religiones han tratado de que las personas se desarrollen espiritualmente por la vía del no sexo y por eso lo han convertido en el pecado fundamental, y dicen: «A menos que desaparezca el sexo, no entraréis en el reino de Dios». Pero el sexo es la energía más vital, la única energía que tenemos. No hay que luchar contra ella —sería una pérdida de vitalidad y de tiempo—, sino transformarla. Para ello debes conseguir mantenerte atento, como un obsrvador. Al hacerlo en primer lugar notarás los cambios en la energía de tu cuerpo; en segundo lugar, que tu mente se libra de pensamientos, y en tercer lugar, que tu corazón se libra del ego. Y como resultado empezarás a darte cuenta que te conviertes en un ser que irradia amor.
Crea meditación a partir del sexo; haz del sexo un objeto de meditación. Trátalo como un templo y lo trascenderás y serás transformado. Entonces el sexo no estará ahí, pero no habrá ninguna represión, ninguna sublimación. El sexo simplemente se volverá irrelevante, insignificante. Tú has crecido más allá de él. Ahora ya no tiene sentido para ti.

- Lo moral y lo inmoral: En el futuro existirá una visión del sexo completamente distinta. Será diversión, amistad, juego, en lugar del asunto tan serio en que se ha convertido. La visión actual ha destruido la vida de las personas y les ha impuesto unas cargas tan duras como innecesarias. Ha dado lugar a los celos, al deseo de posesión, a la dominación, el acoso, las peleas, los enfrentamientos, la condena, y todo ello sin razón alguna. La sexualidad es un fenómeno sencillo, biológico. No habría que darle tanta importancia. Su única importancia radica en que la energía puede transformarse, llevarse a planos más elevados, alcanzar mayor espiritualidad. Y la forma de hacerla más espiritual consiste en restarle seriedad. Cuando esto ocurra, los conceptos sexo y moralidad dejaran de estar tan vinculados y por fin la moralidad podrá ocuparse de otras cuestiones, como por ejemplo, de la verdad, la sinceridad, la autenticidad o de la totalidad. Y Osho añade: He observado muchas veces que una persona que no puede disfrutar del sexo tampoco puede profundizar en la meditación, porque se asusta ante la felicidad.
- Ilusiones y realidades: «Amor» es una de las palabras que más incorrectamente se emplean. La empleamos para miles de cosas. Así, cuando una persona necesita hacer el amor, lo llama amor. El sexo es una forma muy rudimentaria de amor, muy primitiva, el abecedario del amor. No puede ser muy profundo ni puede resultar muy satisfactorio. O podemos referirnos al auténtico amor. En ese caso, significa que eres una persona feliz y te gustaría compartir tu felicidad. Llevas la carga de tu felicidad. Cuando tu amor significa sexo, simplemente llevas la carga de la energía sexual y te gustaría librarte de ella.
- La comprensión en la práctica: Cuando mantienes una relación sexual sientes miedo, porque en realidad el sexo no es una relación, sino un aprovechamiento mutuo. Si existe una unión sexual con un hombre o una mujer, siempre existe el miedo de que ese hombre o esa mujer se vaya con otra persona. En realidad no existe una relación, sino una explotación mutua. Os aprovecháis el uno del otro, pero no os amáis. Cuando amas a una persona confías en que no se vaya con nadie. Si se va, significa que no hay amor y que no se puede hacer nada. El amor implica comprender esto: los celos no existen.
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