La única exposición oficial del prestigioso Museo van Gogh de Ámsterdam llega por primera vez a Santiago. La muestra está abierta al público desde el 1 de julio hasta el 15 de agosto en el parque Bicentenario de Vitacura. Puedes comprar las entradas a través de PuntoTicket.
La exposición entrega una experiencia tridimensional y multisensorial que te permitirán introducirte en la vida y obra del icónico y apasionado artista Vincent van Gogh, uno de los pintores más famosos de la historia.


Los expertos del Museo van Gogh de Ámsterdam han organizado la muestra en seis escenarios, a través de los cuales nos van descubriendo la vida del autor, nos permiten interactuar con algunas reproducciones de las obras a gran escala y escuchar los propios pensamientos del destacado pintor. Todo ello utilizando proyecciones a escala real, fotografías, fragmentos audiovisuales, reproducciones detalladas, animaciones multimedia interactivas y citas extraídas de más de 800 cartas.






Durante el recorrido cobrarán vida numerosos personajes: el propio pintor, su hermano Theo, su cuñada Jo Bonger, su madre y otras personas claves en su vida. Los asistentes viajarán hasta algunos lugares cruciales en la vida de Vincent van Gogh gracias a escenarios teatrales que evocan espacios emblemáticos como el café parisino Le Tambourin, el hospital de Saint-Rémy y la Casa Amarilla de Arlés.



La exhibición tiene como objetivo acercar el arte a todo público y mostrar la historia del conocido pintor holandés de una forma innovadora, moderna y tridimensional gracias a este proyecto inmersivo 360º.
Un poco más sobre la vida del autor
Vincent Van Gogh nació el 30 de marzo de 1853 en Zundert (Países Bajos) y fue hijo de un pastor protestante. Durante su infancia sufrió por haber sido el sustituto de un hermano que nació muerto justo el mismo día, pero un año antes que él, y al que también habían llamado Vincent. El pequeño Vincent fue un niño solitario y asistió a la escuela de manera muy irregular hasta que la abandonó definitivamente a los quince años. De adolescente desarrolló un carácter muy difícil y una personalidad cambiante e inestable.






En 1869 empezó a trabajar como aprendiz en Goupil & Co. (más tarde Boussod & Valadon), una importante compañía internacional de comercio de arte de La Haya. Van Gogh ya se sentía atraído por el arte. Le gustaban los pintores holandeses del siglo XVII como Rembrandt y los paisajistas franceses como Millet.
Con el tiempo, su religiosidad se había ido agudizando y decidió seguir los pasos de su padre e ingresar en la escuela evangélica. En 1879 fue enviado como misionero evangelista a Wasmes, en la región minera de Borinage (Bélgica). Se dedicó por completo al cuidado de los mineros. Finalmente, en 1880 regresó agotado a casa de sus padres y decidió dedicarse a la pintura. A raíz de esta experiencia Van Gogh impregnó sus obras de una oscura personalidad fruto de su carácter; quería pintar gente trabajando y reflejar con un absoluto realismo la vida cotidiana de los más desfavorecidos.



Años más tarde se movería a Paris. En esa época Van Gogh experimentó con el neoimpresionismo, estilo que había conocido a través del pintor Paul Signac, y se decantó por el paisaje y el retrato empleando colores puros y pinceladas de pequeños toques.
En 1887, durante su estancia en Arlés, en el sur de Francia, Van Gogh realizó un gran número de obras: autorretratos, paisajes, pinturas de flores como Los girasoles o La terraza de café en la Place du Forum, en las que logrará superar las limitaciones cromáticas de los impresionistas y sus composiciones estarán dominadas básicamente por dos tonos: el azul y el amarillo.



En mayo de 1889, ante el temor a perder su capacidad para trabajar, Van Gogh pidió ser ingresado en el hospital psiquiátrico de Saint-Rémy-de-Provence, donde permaneció doce meses.
Durante los últimos treinta meses de su vida, Van Gogh llegó a realizar quinientas obras y en sus últimos 69 días firmó hasta 79 cuadros. El 22 de febrero de 1890, Van Gogh sufrió una nueva crisis calificada por él «como el punto de partida de uno de los episodios más tristes en una vida ya plagada de tristes acontecimientos». El 29 de julio de 1890, a la edad de treinta y siete años, mientras paseaba por el campo, se disparó en el pecho con un revólver. No se dio cuenta de que su herida era mortal y volvió a la pensión Ravoux, donde murió en su cama dos días después en brazos de su hermano Theo.

